Dibujando 2: Boceto Planta 1

Estas imágenes pertenecen al proceso de dibujo de una planta de reciclaje de residuos, para un cómic que estamos haciendo. Aquí se muestra cómo se hace una perspectiva (a ojo, sin usar puntos de fuga de la manera convencional) y luego se aplica esta en la mesa de luz para "levantar" los edificios, maquinaria y vehículos.
Tal cual se envía al cliente para posibles cambios hasta su aprobación. Entonces se procederá al entintado.

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Microrrelato del heroe cautivo


El heroe cayó en la trampa. El villano lo tenía en sus manos.

Sus lectores se sobrecogieron. ¿Qué sería capaz de hacerle?  ¿Qué podían hacer ellos para salvarle?

Avisaron a otros heroes y heroínas, pero ninguno estaba disponible para ayudarle. Todos estaban muy ocupados haciendo sus respectivas películas, videojuegos, cómics y libros.

¿Iban a quedarse parados?

No.

Los foros hirvieron. Las redes sociales se saturaron. Hubo reuniones en todas las ciudades del mundo para urdir un plan de acción. Se organizaron, se armaron con todo su valor, tomaron la calle, se manifestaron. Los más audaces se equiparon; los más influyentes movieron hilos. Los que no tenían nada, simplemente, unieron sus deseos de libertad para el cautivo. Una inmensa red de lectores cubrió el planeta para salvar a su heroe de las garras del villano.

Su guarida fue localizada. Todo un ejército de hombres, mujeres, jóvenes, ancianos, ejecutivos, carpinteros, enfermeras, músicos, informáticos, abogados, camioneros, pintores, camareros... le rodearon. Algunos sacrificaron sus vidas, pero finalmente el villano nada pudo hacer contra ellos, su poder se redujo a nada, y no tuvo otra alternativa que liberarlo.

El mundo, por una vez, salvó a su heroe.

Este microrrelato se me ocurrió pensando en que porqué todas las historias de heroes son éstos los que salvan a mundo, y no al contrario...  No es un relato muy intenso, pues lo hice como microrelato (menos de 140 palabras, aunque aquí lo he extendido un poquito)  hace un año, pero bien trabajado podría funcionar.

Todos podemos ser heroes.
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Salir del túnel



Es curioso cómo a menudo recurro a la metáfora del tren para compararlo con la vida. Una vez que arranca se ven paisajes (las vidas de los demás), se ve a gente (a la que, aunque lleguemos a entablar algún tipo de contacto con ellos, no llegamos a conocer), y se visitan lugares (a los que vamos por algún motivo, trabajo, disfrute, familia...).
Un tren también nos hace pasar por estados de ánimo: las montañas son desequilibrios en la superficie de nuestra existencia, y cuando hemos de pasar por una de ellas, el túnel nos ciega, no podemos ver el horizonte, ni a otros viajeros, ni tan siquiera a nosotros mismos. Pero todo túnel tiene un final, y siempre, siempre, hay una salida, y la luz vuelve a mostrarnos el camino que, lo queramos o no, hemos de seguir.
A veces, al salir de un túnel, el paisaje ha cambiado. El cambio es necesario en ciertos momentos de nuestra vida. Se dejan atrás cosas y se encuentran otras nuevas. Hay que dejar pasar cuando llega el momento. Y hay que abrir el corazón a lo que se te presenta en esta nueva etapa de la vida.

Bienvenida, bienvenido, a mi tren. Hoy es el día 1 de mi nueva etapa. Gracias por acompañarme.
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Dibujando

Este vídeo se me ocurrió grabarlo cuando estaba en pleno desarrollo del boceto de la última página de un cómic sobre prevención de riesgos laborales. Está hecho sin boceto previo, "a pelo" e improvisado, sin calcar ni nada... según mi mano iba moviéndose sobre la mesa de dibujo, el lápiz iba esparciendo el grafito sobre el papel.

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La chica de luz y de agua

Me subo al autobús en Majadahonda, dirección Moncloa. Me siento junto a la ventana, a mi izquierda. Delante y detrás de mí, chicas jóvenes que hablan entre sí y se pasan una bolsa de encurtidos casi por encima de mi cabeza. Llueve a cántaros y los cristales se empañan, convirtiendo el mundo exterior en un brumoso sueño que pasa de largo rápidamente. Una parada más adelante, la última hasta llegar al destino, se sube una chica con una gran maleta azul. Se para en el pasillo y se sienta junto a mí. Seguimos el trayecto, más de cincuenta personas que se han reunido durante un instante en un único espacio físico, sin hablar entre sí, y la mayoría no volverán a verse nunca más. Llegando a la altura del hipódromo, el cristal recubierto de una fina capa brumosa se me antoja un lienzo delicado. En ese momento me imagino recibiendo una llamada, y que aquel paño empezase a dibujarse con líneas ondulantes que se expanden hacia todos los sentidos, como ocurre con la felicidad, que lo contagia todo. Llegamos a la Ciudad Universitaria, y mis dedos, atados por mi vergüenza, luchan por alzarse hacia esta pared de luz y de agua. Todo el mundo duerme su sueño despierto, y yo rompo mis cadenas y mi mano acaricia el cristal. Primero, con los dedos separados, trazo las ondulantes líneas del cabello, de las puntas a la frente con el meñique. Luego, una segunda pasada hasta la parte del cuello desde donde el cerebro inyecta las descargas eléctricas del placer al resto del cuerpo. Acto seguido, rodeo la oreja que se descubre sólo cuando ella no está a la defensiva. Dejo caer mi índice desde la frente a la barbilla y el cuello, teniendo especial cuidado en trazar esa nariz perfecta por la cual los dioses nos han castigado a caer en la felicidad y en la miseria. La boca, cerrada pero sedienta del viento que la refresca, deja patente su alegría. Finalmente, ese ojo que mira hacia el infinito, más allá de las penas y las cadenas del destino. Me detengo para no estropear esta sencilla armonía, y devuelvo mi mano al lugar donde designa la cordura. Momentos después, los trazos que han marcado mis caricias van diluyéndose, lloran por su efímera condición, sabiendo que, como el amor desatendido, se borrarán para nunca más existir, hasta que otro loco vuelva a dedicarle un momento de lucidez.

Al llegar a la estación, la chica que iba a mi lado, sorprendentemente para mí, se levanta, me dice "gracias", con una sonrisa, coge su maleta azul y se va. Yo desembarco también, y me dirijo hacia mi propia vida, que me espera.
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Entrar y Salir



La estrella en el firmamento.
El ser humano en este planeta.
La cultura en una tierra.
El país en la crisis.
La cautiva en su cárcel.
El satélite en su órbita.
La vida en tu vientre.
El interno en el hospital.
La emigrante en otro país.
El deprimido en su sino.
La mujer en su ciclo.
El dinero en mi cuenta.
La soñadora en su sueño.
El sol en el cielo.
La duda en mi cabeza.
El animal en su madriguera.
La secretaria en la oficina.
El borracho en el bar.
La jugadora en la partida.
El usuario en el sistema.
La actriz en escena.
El chicle en tu boca.
La viajera en el metro.
El tren en el túnel.
La necedad en mis oídos.
El whisky en el vaso.
La cuchara en tu boca.
El aire en mis pulmones.
La pala en la fosa.
El hacha en el tronco.
La bota en el charco.
El mortero en la vasija.
La sangre en tu corazón.
El pistón en el motor.
La electricidad en el circuito.
Yo en ti.
Tú de mí.
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Skolastika

Durante mi estancia en Bilbao pude asistir a un seminario de literatura femenina en Skolastika, con Josune Muñoz impartiendo la sesión.

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Alhóndiga Komik 2010

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La chica que leía un cómic en el tren

Me dispongo a coger el tren en Chamartín. Al pasar veo que ella está leyendo un cómic. Me detengo cerca y espero a que llegue el tren. Entramos, se sienta, y yo también, en el mismo grupo de cuatro asientos, ella en la ventana y yo junto al pasillo. Pasamos varias estaciones. Yo no me atrevo a preguntarle ni interrumpir su lectura. Portada verde plana. El dibujo me suena pero en principio no lo reconozco. Finalmente creo identificar que podría ser Frederick Peeters, el de "Píldoras Azules", y me suena que podría tratarse de "Lupus". Me pongo las gafas de sol. En principio tenía pensado escribir algo como lo que estoy haciendo ahora, contar el momento en el cual me senté junto a una chica que leía un cómic en el tren y no me atreví a hablarle, pero finalmente acabo haciendo un dibujo de ella leyéndolo. En cierto momento noto que se fija en mi cuaderno, y trato de que no vea lo que estoy haciendo. Llegando a Galapagar, ella se dispone a salir. Justo a tiempo. Como firma, solo una letra G. Arranco la hoja y se la doy. Ella, sorprendida, dice "gracias", y "está de puta madre". Yo solo le sonrío. Duda, se acerca a la puerta, se para, hace un amago de darse la vuelta, pero sale del vagón, con mi dibujo en la mano, y la veo alejarse mirándolo. Continúo mi camino a casa.


David Simal Aguado

jo que crack guille eres un poeta en todos los sentidos...has triunfado doblemente en el dibujo y en el escrito...

Me gusta.

No hay nada como reflejar sentimientos a través del artista que lleva uno dentro.Congratulations!!!


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1er Salón de Cómic Social

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Mi cumpleaños 2010

Este año decidí celebrar mi cumpleaños "a lo grande", invitando a cuanta más gente mejor, y se presentaron 23 personas en mi casa. A continuación algunas de las fotos que hizo César, aunque cuando la cosa estaba más animada abandonó su labor de "paparazzi" y lo más memorable de la fiesta no está reflejada, sólo los preparativos previos y el declive...

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Más talleres de cómic

El número de talleres que estamos realizando va en aumento. A los del Ayuntamiento de Madrid, y el de Collado Villalba, se unen ahora los de Villanueva del Pardillo, que están teniendo gran acogida (19 alumnos por clase).





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Experiencias en el desierto

A continuación, una selección de fotos de diversos momentos vividos en el Sáhara occidental, durante nuestra estancia en el campamento 27 de Febrero.





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Relato desgarrado

Relato inspirado en la imagen de la portada de El País Semanal
del 14 de febrero de 2010


Moría. Sentía cómo mi vida perdía todo su sentido, cómo mis fuerzas y mi ánima me abandonaban. Mi corazón se había vuelto a desgarrar en mil pedazos. Mis ojos sangraban de tristeza. Todas mis entrañas, dolientes, deseaban abandonar mi alma crucificado. Mis pupilas no querían ver, pues todo me recordaba a ella. Pero si se cerraban, la oscuridad me traía los peores momentos de mi vida, las frases, las miradas... los silencios. Maldita sea la memoria que castiga cruelmente a los débiles de corazón, los que buscan el amor pero no saben amar, los que caen en las garras de la ilusión, tropiezan en la trampa de la mentira, o no entienden el terrible lenguaje de la indiferencia.

Era tal el sufrimiento que vivir era el castigo. Tenía que acabar con el dolor, aplacar esta agonía. Tanta lástima daba, que ni la muerte me quería. Necesitaba anular mis sentidos, extirpar de mi cerebro todo aquello que me atormentaba, dejarme en manos del delirio de la inconsciencia. Dando tumbos llegué al santuario de los fracasados, heridos y cobardes, y el mismo demonio me sirvió el más fuerte de los venenos, aquel que me salvase de esta tortura. Tras el escalofrío del asco, poco a poco el mortal fluido empezó a recorrer mi cuerpo hasta llegar a su destino, y las imágenes y palabras que estaban clavados en mi alma, como cristales sobre mi piel, comenzaron a soltarse, las heridas dejaron de supurar angustia, y mi cuerpo se dejó en manos del titiritero cegado por la embriaguez. Cuando por fin éste no pudo sostenerme, soltó el muñeco de trapo que yo era y, sin sentir el duro golpe contra el suelo, di por terminado mi camino al mundo de los sueños.

Viajé por aquellos lugares que marcaron mi infancia. Yo iba desnudo. Me perseguían. Escapaba volando. Luego caía y la sangre se me subía a la cabeza. Después sufría la humillación de mis amigos, se reían de mí, de mi inocencia, de mi estupidez, de mi debilidad. Posteriormente aparecieron las mujeres que yo amé, primero aquellas a quien no me atreví a declararme, que pasaron de largo, y después las que fueron haciéndose con mi corazón, las que me dieron sus besos, su cuerpo y sus lágrimas, y me rodearon, abrieron sus bocas y sus comenzaron a succionar, mientras me embriagaba de placer, la vida que corría por mis venas. Después, nada.

Cuando desperté, todos mis dolores se habían acumulado en mi cabeza, pero ahora era sólo físico, y éste impedía cualquier intento de pensamiento. De mi boca salió un gruñido y mis manos tuvieron el acto reflejo de intentar sacar ese dolor por la fuerza, pero el cráneo se interponía entre ambos. Traté de reunir fuerzas para incorporarme, pero, como si mi cerebro estuviera atado a la superficie en la cual estaba posado, el dolor se multiplicó, haciéndome desechar la idea y volví a mi posición original. La luz atravesaba mis párpados, me quemaban los ojos aún cerrados, y con mi brazo retorné a la oscuridad.

Mientras mi cuerpo volvia, poco a poco, a mi propiedad, comencé a oír pasos y voces cerca de mí, y mi atención se fijó en una voz de mujer joven, suave como un bálsamo de flores, y amable como una caricia en el corazón. Sin aún abrir los ojos, traté de disfrutar de ella, intentando, inconsciente e inútilmente, imaginar su cara. Con el miedo de quien sale de una cueva tras años bajo tierra, fui abriendo mis párpados, dejando que mis pupilas se cerrasen lo suficiente para aguantar la implacable luz. Cuando pude enfocar y distinguir los elementos que componían el techo, sobre mí se alzó la cara de una chica vestida de bata, pelo moreno, liso y corto, ojos claros y sonrisa encantadora. Habló y... era ella... era un ángel, era un milagro... quería, de repente, estar a solas con ella, que me cuidase eternamente, y protegerla, hacerla feliz para que nunca dejara de tener esa sonrisa en su boca. Me preguntó si estaba bien, y torpemente no supe decir otra cosa que sí.

No volví a verla. Cuando pude tenerme en pie y mi cabeza se aclaró, me dejaron ir. A la salida, el mundo se abría de nuevo a mis pies, pero sabía que en cualquier sitio mis pesadillas me estaban esperando. Lo único que me tranquilizaba era ver a la gente pasar, e imaginar sus vidas, sus momentos felices, sus tristezas, darme cuenta de que soy sólo uno más que sufre la enfermedad del amor.

Guillermo Velasco. 21-02-2010
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Viaje campamento saharaui






Hola a tod@s,

Como algunos ya sabréis, estoy preparando (junto con otras personas) un viaje a un campamento saharaui para el mes de abril.

Aparte de informaros por si alguno os queréis apuntar (no sé si aún quedan billetes), también os escribo para pediros un poquito de ayuda.

La compañía aérea nos permite llevar, aparte de los 10 kg. de equipaje de mano (que será mi equipaje en sí), 30 kgs. en bodega. La intención del grupo que viajamos es poder llevar en esos 30 kgs. de equipaje la mayor ayuda posible para el campamento al que vamos.

Una de las personas que viaja está a punto de conseguir que IBM nos regale portátiles obsoletos (para nosotros) con los que poder hacer talleres de informática en los campamentos, otras puede que consigan máquinas de coser un poco antiguas pero que a ellos les serviría para coser su ropa e incluso poder entrar en algún programa de comercio justo, etc. Como yo no tengo esos contactos, os escribo ahora para pediros alguna ayuda, que se traduciría, principalmente, en:

1. Medicamentos (os adjunto la lista de lo que necesitan)
2. Comida (leche en polvo para los niños, café, aceite, legumbres, latas de conservas que no sean cerdo, leche condensada, frutos secos, etc.)
3. Productos para la higiene (máquinas de afeitar desechables, desodorante, jabón para el cuerpo, jabón Lagarto para la ropa, compresas, etc.)
4. Ropa (adultos, niños, todo sirve) en buen estado. Las mujeres están bastante necesitadas de ropa interior. Los jerseis, forros polares, etc. también son bien recibidos, por la noche hace frío, no tanto como aquí, pero frío para los de allí.

Ya sé que ahora todos estamos volcados en Haití, pero los saharauies llevan en esta situación más de 30 años y, en gran medida, gracias a los españolitos que los dejamos abandonados, así que si os decidís a "arrimar el hombro" en esto, espero vuestra contestación (¡me marcho el 27 de marzo!). Por supuesto, podéis comentarlo con vuestros amigos, por si también quieren colaborar...

Muchas gracias!!!

Guillermo




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